ÁCIDO AZELAICO COMO TRATAMIENTO (TÓPICO) DEL ACNÉ


¿Qué es? ¿Cómo usarlo? ¿Cómo funciona? ¿Tiene algún efecto adverso?


El ácido azelaico es un fármaco que los dermatólogos solemos recomendar con menos frecuencia que otros en el tratamiento del acné leve-moderado (y que empleamos con más frecuencia en casos de rosácea). Suele usarse más en mujeres con acné en edad adulta.

En España puede encontrarse comercializado en cremas o geles a diferentes concentraciones (aunque, por supuesto, puede recurrirse a formulación magistral para ajustar su concentración y excipiente):
  • Al 15% en gel (Finacea® y Zelaika®).
  • Al 20% en crema (Zeliderm®).
* Por supuesto, y como la mayor parte de moléculas, puede también incluirse en fórmulas magistrales a concentraciones diferentes y con el excipiente deseado.

En general, el ácido azelaico se emplea solo (como monoterapia), si bien es compatible con otros tratamientos tópicos u orales.

El tratamiento con esta molécula puede emplearse a largo plazo. Aplicado tópicamente, el ácido azelaico tiene varios efectos:
  • Antiinflamatorio: Contribuye a la eliminación de las bacterias involucradas en el acné (entre las que destaca el Propionibacterium acnes), y disminuye la inflamación.
  • Comedolítico: “deshace” la queratina que obstruye las salidas de los poros y compone los comedones (puntos negros, puntos blancos o “espinillas”).
(* Un tercer efecto lo constituiría su capacidad de disminuir algo la pigmentación.)

Cuando prescribo el ácido azelaico, hago las siguientes indicaciones:
  • Esta molécula puede irritar la piel, sobre todo en las primeras aplicaciones. Por este motivo, se aconseja aplicar poca cantidad y comenzar aplicándolo solo dos noches en semana, e ir incrementando su aplicación de forma progresiva según tolerancia. No obstante, hay personas que no llegan a tolerar su aplicación (sin que haya una alergia), por lo que si cree que puede ser esta la situación, es mejor consultarlo con el dermatólogo.
  • Como con cualquier otro tratamiento tópico, puede aparecer una dermatitis alérgica de contacto a la molécula o a los excipientes en los que está formulada. Esta es una situación infrecuente, que ha de sospecharse en casos en los que aparezca importante picor, rojez, descamación (o incluso vesículas o ampollas), que no mejoran a pesar de disminuir la cantidad y frecuencia de aplicación del producto, y obliga a dejar el tratamiento.

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